Efecto yoyó

Efecto yoyó adiós, hola efectos duraderos

Se acerca el verano y con él la angustia de no encontrar un bañador o un bikini que nos siente bien, para poder pasear por la playa o por la piscina sin que todo el mundo se nos quede mirando, sin tener que escuchar "opiniones" que no hemos pedido, atenciones que no hemos buscado y miradas raras que nos acribillan. Pero tenemos que tener cuidado en el cómo mejoramos nuestro físico para evitar algo tan indeseado como es el efecto yoyó.

También es época de vestidos cortos, camisas sin mangas, shorts... ¡Vamos, época de enseñar más carne que un gato egipcio de esos que no tienen pelo!.

Y ahora es cuando yo me doy cuenta de que no estoy lista para eso... Bueno, sinceramente, tengo que decir que ya era consciente de que necesitaba ponerme un poco en forma y mejorar mi aspecto pero (como ser humano que soy) cometo errores... Y sí, que a pesar de que en fin de año me prometí, mientras me zampaba las 12 uvas sin atragantarme, que este sería mi año... La verdad es que no he visto ni una sola camiseta de deporte en todos estos meses.

Que conste que no sólo me cuestiono mi aspecto por temas de estética, también me preocupa mi salud... ¡pero ahora que se acerca el verano lo que quiero es un cambio!. Necesito convertir mi cuerpo "mullidito y grandote" en un cuerpo más estilizado y fibroso. Pero quiero un método permanente, no algo que me dure uno o dos meses y después volver a las andadas, como me pasa siempre. Vamos, que no quiero caer en el Efecto yoyó...

Soy consciente de que las dietas milagro no existen, es todo una patraña de gente desalmada y sin piedad que se aprovecha de las desgracias ajenas (Vale, sé que exagero un poco... Pero en parte tengo razón, ¿ o no?). Reconozco que es entendible que esos métodos insanos nos tienten a caer en sus redes cuando nos vemos apurad@s por conseguir un objetivo de cambio radical, pero sus resultados no durarán mucho... Y como diría Julio Iglesias ¡ y lo sabemos!.

Este tipo de dietas inadecuadas no permiten una alimentación equilibrada y resulta imposible mantenerlas en el tiempo, ya que implican numerosas y peligrosas repercusiones  en nuestro organismo, como por ejemplo: desnutrición, deshidratación, estrés y mal humor, caída de pelo, rotura de uñas, cansancio, mareos, debilidad... Tampoco promueven el aprendizaje de buenos hábitos alimenticios, al contrario. Cuando se termina este tipo de dietas se vuelven a adoptar los malos hábitos de alimentación, o incluso unos peores. ¡Decídmelo a mí! que ya las he sufrido unas cuantas veces con consecuencias catastróficas y acabando varias veces en el "McKing" a las doce de la noche, suplicando por un menú extra grande con doble ración de grasas saturadas y colesterol. (Eso sí, el refresco lo seguía pidiendo light para no sentirme tan mal por los atiborramientos).

Con el paso de los años, cada vez que me sometía a dietas milagro entraba en un círculo vicioso; cada vez que terminaba una dieta al poco tiempo recuperaba más peso del que había perdido. Esto provocaba que me sintiera obligada a comenzar otra dieta mucho más estricta que la anterior (Así era mi vida hasta ahora).

La capacidad de perder peso es cada vez más reducida. El organismo reacciona ante las restricciones de las dietas constantes y almacena todo lo que puede, para así poder afrontar otro período de estrés. Por eso somenterse a dietas yoyó constantemente puede provocar un sobrepeso equivalente a más del 20% del peso normal. Algunas personas incluso pueden llegar a la obesidad,

Lo mejor que podemos hacer si queremos bajar de peso y mejorar nuestra salud física y mental, con resultados duraderos en el tiempo, es adoptar hábitos de vida saludables, especialmente en lo referente a actividad física y alimentación equilibrada. (Como dicen nuestros mayores, quién algo quiere, algo le cuesta).

Así, decidí apuntarme al gimnasio y desde Termópilas Fitness Gym, de Sigüeiro, me han asesorado para empezar a hacer ejercicio, ya que ese era un mundo totalmente desconocido para mí.

Las chicas de recepción me recibieron con una amplia sonrisa y me explicaron todo lo relacionado con las instalaciones, actividades, monitores y monitoras... ¡Que majas son!

Los profesionales del gym, me han diseñado una tabla específica para cumplir mis objetivos y de vez en cuando también haremos sesiones de entrenamiento personal, en las que entrenarán conmigo y me supervisarán. Es un personal muy simpático y alegre, pero tengo claro que los entrenamientos serán muy duros, asi que manos a la obra! ¡Efecto yoyó, te voy a ganar la guerra!

En el gimnasio también cuentan con la profesionalidad y experiencia de Cristel, una profesional en nutrición a la que ya me he apuntado. He tenido la primera consulta con ella y hemos hablado de mis problemas físicos y hormonales, de lo que quiero cambiar de mi cuerpo, de mis hábitos... Me ha medido, pesado... y me está asesorando sobre cómo llevar mi alimentación para que los resultados se noten y sean permanentes. ¿Y sabéis que es lo mejor?¡Que no paso hambre y que los platos que me recomienda están riquísimos! Por lo tanto, miedo al efecto yoyó cero.

A mayores también iré a muchas de las actividades que se imparten en Termópilas, como por ejemplo GAP, TRX, STEP, TAEKWONDO, CORE, LATIN FIT, HIPOPRESIVOS, PILATES, STRETCHING, GIMNASIA DE MANTENIMIENTO, TONO, AERODANCING, BODY PUMP, BAILES LATINOS...Y por supuesto a BOXEO ¡Eso no me lo pierdo!

¡Igual este sí que será mi año!

 

efecto yoyó cero

Termópilas Fitness Gym

Comparte este artículo